Ahora que me amputo el corazón me pesas más en el pecho. ¿Qué se supone que deba hacer? ¿Esperar(te)? Se erigen sueños donde una dictadura comunista amenaza con expropiación. Estamos sucios y rotos. Yo más roto, tú menos sucio.
¿Cómo correr hacia tus brazos estando preso en esta isla jaula? ¡Ven a rescatarme del totalitarismo!
Ámame, con la misma intensidad con la que mis palabras atraviesan este cristal. No permitas, muchacho, que la distancia lance contra nosotros todo su odio. Amémonos hasta el hartazgo.
Que el primero que deje de amar, cierre la puerta.